Por destino o conciencia… Envejecer

Por destino o conciencia… Envejecer

Hace poco, al equipo de trabajo y producción de “El Club de la Porota” se sumó un editor. Se trata del escritor cordobés, Sebastián Ramia, más conocido por “El Gringo Ramia”. Al talento de Lucía, Valentina, Mariano, Sol y Félix, se incorpora ahora el de Gringo quien además corregir los contenidos que subimos a la web, le aporta al grupo la frescura de quien recién llega así como dosis de humor sagaz que siempre, siempre te roba una sonrisa.

Ni viejos jóvenes, ni jóvenes viejos
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Ni viejos jóvenes, ni jóvenes viejos

¿Qué sentidos se le ponen en la mochila a la palabra «vieja o viejo»? ¿Qué valores se le atribuyen a las personas de la tercera edad? ¿Tan hermoso es ser joven y tan deprimente es ser viejo? «Cada etapa tiene sus encantos y desencantos. Ninguna es tan idílica o desagradable. Todas conllevan sus desafíos. Muchas veces nos perdemos en el enojo de no haber aprovechado la juventud del modo en que nos hubiese gustado. Y en ese enojo, nos olvidamos que lo único que nos pertenece es el presente, que nunca es tarde, que hoy con mayor conciencia podemos hacer y deshacer a gusto y antojo.»

POR DESTINO O CONCIENCIA… ENVEJECER
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POR DESTINO O CONCIENCIA… ENVEJECER

Por destino o por conciencia, Porota fue aprendiendo distintas cosas de la vida. La edad no es una limitante, todo lo contrario. Muchas veces la sabiduría llega de viejos, cuando ya nos libramos de las ataduras de la cultura y de las miradas de la sociedad. Como dice Porota siempre: nunca es tarde. Como dice Antonio Machado: hoy es siempre todavía.

Gracias a la gripe: reflexiones desde el reposo

Gracias a la gripe: reflexiones desde el reposo

Porota reflexiona acerca de todo eso que nos pasa cuando dejamos de llenar un vacío. ¿Qué nos hace pensar que tenemos que «llenar» algo? La soledad, la pausa y el silencio despiertan preguntas en ella, dudas y certezas. No hay que temer a los cambios, a lo establecido. «El cambio cuesta tanto que de vez en cuando tengo la necesidad de volver a olvidar», reflexiona Porota, a sabiendas que nada es fácil pero tampoco nada es imposible.