La vejez de las palabras… ¡mi columna 100!

Va mi regalito. Escuchala completa en YouTube o en mi FanPage PorotaVida

 

“Las brujas sabias son capaces de mirar atrás sin rencor ni dolor, son atrevidas, confían en los presentimientos, meditan a su manera, defienden con firmeza lo que más les importa, deciden su camino con el corazón, escuchan su cuerpo, improvisan, no imploran, ríen y tienen los pulgares verdes”. (Jean Shinoda Bolen)

 

Hace 100 columnas inauguré este espacio de encuentro y reflexión. Y lo inicié así, con la frase de Jean Shinoda Bolen que custodia estas palabras. Tener la excusa de escribir para este hermoso diario, el HOY DÍA CÓRDOBA, me dio el impulso necesario para animarme a hacer algo que siempre quise y que nunca había intentado antes: ponerle palabras a la eterna película de mi vida que va narrándose de forma incansable desde que despierto hasta que sueño.

 

Membri

A lo largo y ancho de estos 100 encuentros, he dibujado centenares de temas, reflexiones, anécdotas y cuestionamientos que me han ayudado a asumirme envejeciente, vieja… Y mírenme ahora, ¡mírennos! queridos y queridas miembros del CLUB DE LA POROTA, celebrando hoy ¡el paso del tiempo!, el envejecimiento de mi columna de opinión semanal. Estos 100 encuentros representan muchas cosas: las letras que me comí, las puntuaciones que omití, las palabras que el corrector de la computadora me modificó sin preguntar, las cartas que me escribieron, las vivencias que brotaron de lo más íntimo de cada uno de ustedes tras leerme, el crecimiento exponencial en las redes sociales, la compañía de cientos de lectores que esperan con ansias los viernes, y el nacimiento de un espacio que contiene muchas otras cosas que de tan complejas aún no se han inventado los términos precisos para definirlas.

 

En el medio de este mar de eventos, recuerdo cuando mi nieto Santi, me mostró orgulloso “El tejido rosa”, una de mis primeras columnas, pegadas en su cuaderno en el marco del trabajo que su escuela había impulsado por el día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. ¿Qué más desear?

 

Mi mano se afloja y confiada, autónoma, suelta cual bandada una sencilla combinación de letras que han viajado a los lugares más inhóspitos y recónditos adoptando formas disímiles. Formas que hicieron de “Porota, historias de una mujer que envejece” algo innombrable, inconmensurable, colectivo e individual, propio y ajeno. Poner en palabras las palabras de muchos y muchas. La habilidad de poder contar lo que me pasa, a partir de los que nos pasa. La oportunidad de nombrar lo que no se nombra, de hacer visible lo que se esconde. Una vejez que brota y se anima a asomar su nariz al mundo. Que comienza a perder el miedo. Que se revela pacíficamente a la imposición de no ser… por ser vieja.

 

Tus palabras Marta

Marta Gómez es una bella cantante Colombiana a quien yo quiero mucho. Por supuesto, tuve la grata oportunidad de ir a escucharla. Su voz y su concierto fueron una verdadera caricia al alma. De esas caricias que de vez en cuando hemos de permitirnos disfrutar. Los actos de amor se contagian. Y la música es un canal formidable para enfermarse de amor. Marta iba contando cómo, porqué y junto a quién había compuesto cada una de sus canciones de “La alegría y el canto”. No sabría con cuál quedarme. Sin embargo hubo una que resonó en mí hasta las lágrimas, y es la canción que hoy, en esta celebración quiero regalarles a ustedes, las POROTAS y POROTOS de este siglo, a los viejos y viejas que envejecen con todo el dolor y el amor del mundo; con los cantos y el cansancio del mundo, con el calor, el fuego, los dedos. Con las penas, y alegrías. Soledades y compañías. Con la fuerza de un maremoto y la delicadeza del picaflor. Con la violencia de una palabra y la caricia de otra voz. Con el pasado, el futuro pero sobre todo con el presente que aún nos define, que está aquí, intacto dispuesto a vibrar al compás de este corazón que late fuerte. En ésta que también es nuestra época, nuestro tiempo, nuestras canciones.

 

¡Gracias por acompañarme! Gracias al equipo del CLUB DE LA POROTA y de HOY DÍA CÓRDOBA; a los medios de comunicación que nos ayudan a multiplicar nuestra voz, y por supuesto a quienes integran el Club de la Porota en las redes sociales, por wasap, la web o en los encuentros que nos brindan la posibilidad de vernos cara a cara. ¡Por muchas celebraciones como estas! Porota sos vos, soy yo, somos todas y todos.

 

Lo innombrable

(Marta Gómez)

En mis ojos cabe todo el dolor del mundo
En mi vientre cabe todo el amor del mundo
De mis pechos beben todos los niños del mundo
Todo el temor del mundo en mis manos cabe

Mi garganta anida todos los cantos del mundo
Y mis pasos llevan todo el cansancio del mundo
En mi piel se esconde el sol entero del mundo
La sangra entera del mundo de mi cuerpo sale

Abrazo lo poco que tengo
Lo tanto que tengo, lo cierto que tengo
El brillo en tus ojos, la tos, los antojos
El miedo y el sueño, el acorde que todo
Los tantos anhelos, el calor del fuego
La sal y el deseo, la miel en los dedos
Aquello innombrable, en mi voz todo cabe

Mi entrepierna guarda todo el placer del mundo
Y entre abrazos ahogo ya los llantos profundos
No hay temor ni rabia, solo instantes confusos
Arriesgando despega entero el valor del mundo

(…)Mi cuerpo es mi casa.
En mi voz todo cabe
Yo no soy mitad de nada
Yo soy naranja completa.
Nos acompañan a celebrar los 100…

Ricardo Antonio Gatica

Pablo Tricario

Carla Coñequir

Matías Corado

Y vos… ¿de qué modo abrazás la edad?

Abrimos una convocatoria hermosa a través de nuestras redes para que ilustradores locales nos acompañen con sus imágenes en esta edición especial. Y aquí están ellos y ellas respondiendo a la consigna “Y vos… ¿de qué modo abrazás la edad?”. Disfrutalos, conocelos y seguilos en sus redes sociales. Gracias a cada uno y una de ustedes por compartir su belleza. Ellos son: Membri e Ivan Ziga, dos viejos y queridos integrantes del Club de la Porota. Del Ensamble Creativo del Museo Evita Palacio Ferreyra, Ricardo Antonio Gatica. Y desde la magia de las redes y la convocatoria abierta que impulsamos, asomaron su arte, tiempo y generosidad: Carla Coñequir, Matías Corado y Pablo Tricarico.

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